La respiración y su importancia científica

Después del anterior post donde aprendimos a respirar, seguimos ahora con este en el que hablamos de la respiración y su importancia científica. Quizás antes de leer los tipos de respiración que practicamos ya lo tenías claro y conocías lo que éstas conllevan, o quizás no, pero lo que quizá si que te hayas percatado es de que nuestra respiración o aliento cambia dependiendo de cómo nos sintamos: corto y poco profundo cuando estamos estresados, más profundo cuando estamos relajados… Cambia cuando suspiramos, bostezamos, sollozamos o reímos. Pero una cosa que probablemente no hemos aprendido, es que, al igual que la respiración cambia dependiendo de cómo nos sentimos, también podemos cambiar la forma en que nos sentimos usando nuestra respiración, ¡esto es revolucionario!. Y ¿verdaderamente es tan difícil cambiar lo que sentimos: puedes hablar de ira o ansiedad y después irte a dormir tan tranquilo? Lo más común es que sea que no, ya que la mente utiliza largo tiempo diciéndose el qué hacer, pero aquí es donde entra la respiración.

La respiración y su importancia científica

La respiración es un secreto poco conocido para la paz de la mente y sin embargo es una herramienta poderosísima para calmar la mente y las emociones, y una de las razones es que las emociones y la respiración están estrechamente conectadas.

Un revelador estudio de investigación mostró que diferentes estados emocionales están asociados con distintos patrones de respiración. En el estudio, los participantes fueron instruidos para generar emociones como la tristeza, el miedo, la ira y la felicidad. El equipo de investigadores pidió a los participantes que mientras estuvieran experimentando las emociones comunicaran sus propios patrones de respiración. El equipo de investigación encontró que cada emoción estaba asociada a un patrón de respiración distinto. Por ejemplo, cuando los participantes se sentían ansiosos o temerosos respiraban más rápido y superficialmente, y cuando se sentían felices respiraban lenta y completamente.

Y aún más interesante fue el estudio al que los investigadores invitaron a otro grupo diferente de participantes indicándoles que respiraran según los patrones que habían observado que correspondían a las emociones, es decir, que los investigadores les dijeron a los participantes cómo respirar y luego les preguntaron cómo se sentían. Y resultó que los participantes comenzaron a sentir las emociones que correspondían a los patrones de respiración. A mí esto me pareció revolucionario ya que ¡¡¡podemos cambiar la forma en que nos sentimos usando nuestra respiración!!!
Si normalmente resulta muy difícil cambiar las emociones, como la ira o la ansiedad, únicamente a través del pensamiento, el aprender a usar la respiración se convierte en una herramienta muy poderosa.

Hay estudios realizados que sugieren que la respiración yóguica controlada tiene efectos inmediatos y positivos sobre el bienestar psicológico, así como en la fisiología, como la presión arterial y la frecuencia cardíaca. En cuestión de minutos te sentirás mejor y colocarás tu cuerpo en un estado significativamente más saludable. Los efectos a largo plazo de una práctica de respiración diaria son aún más pronunciados. Al activar la parte de nuestro sistema nervioso asociado con «reposo y digestión» (el sistema nervioso parasimpático), las prácticas de respiración pueden «entrenar» al cuerpo para que esté más tranquilo, habiéndose descubierto incluso, que la respiración profunda reduce el dolor.

¡¡¡Aprendamos a respirar entonces!!!

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